UN ÁNGEL LLAMADO ZOË LUND

La sonrisa de Zoë Lund

El dieciséis de abril de 1999 moría en París Zoë Lund. Conocida por los amantes del cine de Abel Ferrara por estar vinculada a dos de las mejores películas de éste, Ángel de venganza (Ms. 45, 1981), donde interpreta a Thana, la bella protagonista sordomuda, y Bad Lieutenant (1992), cuyo desquiciado guión escribió de su puño y letra .

Zoë Lund, nacida en la ciudad de Nueva York el nueve de febrero de 1962, también conocida como Zoë Tamerlis o Zoë Tamerlaine tuvo una de esas vidas que pide a gritos una biografía.

Años 80

Siempre comprometida con su entorno, ya en sus años de estudiante participa en actos revolucionarios del movimiento estudiantil. A los diecisiete años, trabaja como asistente de Edouard Yves de Laurot, realizador con un agitado historial revolucionario que se remonta hasta finales de la década de los cuarenta en Varsovia, Polonia.

Ángel de venganza, 1981

Especialmente dotada para la composición musical, Zoë decide dejar de lado esta pasión en beneficio del cine, un medio en el que ve muchas posibilidades. Pese a sus múltiples talentos e inquietudes, así como su desarmante belleza, Zoë jamás se planteó seriamente la posibilidad de ser actriz. Sin embargo, en 1981, con dieciocho años recién cumplidos, acepta el papel protagonista de Ángel de venganza, una sucia cinta de violación y venganza, en la que Zoë interpreta a un verdadero ángel de conmovedora pureza, sordomuda para más señas, que será brutalmente violada dos veces en el curso de un mismo día, con la consiguiente transformación de ángel puro en ángel vengador enfundado en medias de rejilla y portador de un revólver del calibre 45. Una película ciertamente shocking, muy celebrada por las feministas de la época y que Zoë entendía, no ya como una metáfora de la lucha de la mujer contra la sociedad patriarcal en la que vive, sino como una experiencia de liberación del individuo frente a la opresión que le rodea.

Como Thana en Ángel de Venganza

A pesar de las bondades de su interpretación de la sordomuda Thana, la carrera como actriz de Zoë no acaba de despegar porque ella misma es un personaje disperso, inquieto, hedonista y con tendencia a no rematar los proyectos que se trae entre manos. De hecho, a finales de los ochenta, deja de lado su carrera como modelo y actriz y se centra en la escritura.

Como modelo profesional

No deja de sorprendernos que esa bella muñeca de apariencia frágil, de grandes ojos y carnosos labios, sea la responsable del guión del Bad Lieutenant de Abel Ferrara, verdadero descenso a los infiernos, en su modalidad de caída libre, en la que Harvey Keitel interpreta a un teniente de policía de lo peor, yonqui perdido, asesino, chantajista, mal padre, capaz de cascarse un pajote encima de un par de chicas a las que ha pillado sin carnet de conducir, con un sentimiento de culpa más grande que la deuda del tercer mundo y condenado a adentrarse irremediablemente en la oscuridad del túnel.

En serio, no puedo más

Pues sí, todo esto es obra de Zoë, la cual, por cierto, aparece en un momento de la película como camella de Harvey Keitel, al que tiene el detalle de administrarle un pico con sus delicadas manos.

De fiesta con Robert Lund, 1986

Las drogas son un capítulo importantísimo en la vida de Zoë. Le gustaba decir que la heroína era la droga que ella había escogido y defendía firmemente su poder como herramienta de autoconocimiento y descubrimiento interior. Paralelamente a su afición por las sustancias ilegales, siempre mantuvo una actitud contestataria con las medidas empleadas por el gobierno, a quien no dudó en criticar activamente en sus intentos por controlar el tráfico de drogas y la distribución de jeringuillas, así como condenaba también el nulo compromiso social de muchos de los que se hacían llamar izquierdistas o liberales.

Carta al New York Times

En 1996 aparece en un reportaje del periodista Geraldo Rivera titulado Heroin, en calidad de experta en los barrios bajos. A raíz de la grabación del reportaje conoce a un chico con el que huye a París en febrero de 1997, recién divorciada de su primer marido Robert Lund. Una vez allí, Zoë, una yonqui de largo recorrido, sustituye la heroína por la cocaína y se centra de nuevo en la escritura. En su haber cuenta con varias novelas inéditas y numerosos textos sobre los diversos temas que le interesan. También trabaja en un nuevo guión sobre la no menos turbulenta vida de Gia Carangi, la primera de las supermodelos que conocemos hoy, fallecida en el año 86 a la tierna edad de veintiséis años. En esas estaba Zoë cuando le sobrevino su propia muerte un dieciséis de abril de 1999 como consecuencia de un fallo cardíaco propiciado, a su vez, por un sostenido abuso de cocaína. Tenía treinta y siete años y había dejado un bonito cadáver.

Todo lo que aquí se ha contado aparece registrado en zoelund.com, una completísima web sobre la figura de Zoë elaborada por Robert Lund, su primer marido y siempre fiel compañero, desde la más sincera admiración por su vida y obra. Una labor importantísima que intenta organizar, recopilar y sacar a la luz pública muchos de sus trabajos, ya sea como escritora, modelo, actriz, activista o musa. Tarea nada fácil si nos atenemos a la cantidad de campos que intentó explorar, lo errante de su existencia y el carácter inédito de muchos de sus trabajos.

Cartel alternativo de Ángel de venganza

De alguna manera, a uno le queda la impresión de que Zoë merece un mayor reconocimiento, de que Zoë merece permanecer en nuestras mentes como algo más que un ángel de venganza más del exploitation, pero, por otro lado, uno también comprende que Zoë jamás fue uno de esos personajes con maneras de superestrella o supermodelo. Ella siempre hizo lo que quiso, no lo que se suponía que debía hacer. Se podría decir que se quedó a medio camino de algo, pero nos damos cuenta de que ella nunca quiso recorrer un sólo camino, sino muchos de ellos, y lo hizo. Y eso, se mire como se mire, es un triunfo.

Para terminar, una palabras de la propia Zoë, escritas a mediados de los noventa, haciendo balance de una vida que vale por dos o tres.

En Houston Street, NYC, 1997

He tenido una vida compleja y un tanto extraña. He experimentado ambos extremos, una seguridad monástica y una vida llena de peligros, el gozo creativo y el fervor por una actividad política extremista, la promiscuidad hippy y una castidad disciplinada, el anonimato y la fama, el underground y los bajos fondos, la prisión y la libertad, la vida en la calle y un entorno aristocrático. Supongo que soy una extremista (en Francia, me llaman Saint-Demon), aunque el día a día me recuerda que los polos opuestos deben de estar más cerca de lo que parece, y no puedo evitar recrearme en el placer de estos momentos de síntesis. Estoy muy agradecida por todo lo que ha ocurrido y aunque me encuentro algo más establecida, esto aún no se ha acabado. Y, a través de todo ello, voy escribiendo cada día.

FUENTES: zoelund.com Wikipedia IMDB